Thursday, November 26, 2009

Otro lugar

Hay una bolita azul y verde a lo lejos, ubicada de forma aleatoria en otro universo, en el cual también existen los Vampiros. Pero allí, en la bolita azul y verde, estas criaturas de la noche son Peces; monstruos escamosos que se regocijan en el fondo de los charcos con su maldad impropia. Debido a que en aquella bolita azul y verde tan lejana las cosas se manejan de forma diferente, a estas criaturas no se les llama Peces, sino Mujer. La Mujer, animal que prefiere la viscosidad del agua al confort del pasto y la tierrilla, ataca con precisas mordidas a los seres de la graciosa bolita: saltan desde sus ríos de aguas turbias y enclaustran sus dientes finos como jeringas directo a la ingle de sus víctimas, considerando el cuello un lugar demasiado concurrido donde la sangre es poco dulce. Los Heridos gritan, agitando sus trompas y soplando los berrinches del caído, agonizantes y felices de ser hijos de la casualidad.

Y así, los Peces, Los Vampiros y la Mujer se convierten en uno solo; un ser temido y reverenciado en aquella bolita azul y verde, que aunque paralela, es ajena a nosotros.

Sunday, November 22, 2009

Preguntas y respuestas importantes para los ausentes mentales y jóvenes inquietos


Cuando sabemos que estamos equivocados?


Podemos darnos cuenta de que el destino nos ha negado la razón cuando las nubes cambian de color. Es un suceso raro, pero es la única señal fácilmente identificable si se es una persona que carece de techo (no de ser usado en el sentido de casa, ya que nosotros los hombres solemos cambiar palabras simples por el significado de otras, lo cual es de mal gusto). También es posible que las paredes se llenen de letras, la mayoría no mas que bocetos y lamentaciones, rayas sin sentido de verdades a medias.

De todas formas, la manera más sencilla de saber cuando estamos equivocados es, ultimadamente, cuando se nos da la razón.


Como sabes cuando dos personas en una fotografía están enamorados?


Por la falta de actuación, por sus miradas severas. Más que nada por la blasfemia teatral que se dibuja en sus cejas, las ojeadas tenues, con poca seducción y totalmente libres de lo sexy; lo que podria ser considerado el unico mal verdadero del nuevo siglo (afortunadamente el ultimo). En la fotografía los protagonistas no se miran, por miedo a que el lente y el conglomerado de cristales que escudan al ojo del pintor los capte en sus cortejos subliminales. Es que las personas que sienten la mentira que miente suelen estar más asustadas de lo normal; o cualquier definición que el lector considere para nombrarnos a nosotros. También tienden a cerrar los ojos, impulso que hasta la fecha, nadie sabe explicar.


Hay una forma correcta de caminar?


Pues claro, hay una forma correcta de manejar todo lo real: para lo que no existe pero deseamos que si están los filósofos, seres a los que guardo gran aprecio, pero trato de evitar como la peste.

La manera adecuada de caminar es siempre evitando pisar las rayas que conforman las divisiones del pavimento, manteniendo esta actitud supersticiosa (pero verdadera) por al menos cuarenta minutos. Luego, en calidad de rebelde sin causa, dedíquese a pisarlas todas y a todo a su paso: destroce lo que no desee moverse bajo sus huellas por lo que le queda al vestigio de una hora.


Como deberiamos de proponerle un acertijo a una esfinge?


Antes que nada, preséntese de manera casual. Es dicho que a las hermosas aves del quinto plano no les gusta hablar más que para escucharse a sí mismas escupir lo que consideran la tradición más hermosa, y cuanto adoran el silencio que suele seguirle. Al presentarse están rompiendo sus mórbidos esquemas, los cuales como seres superiores, atesoran con vanidad. Esto es probable que las moleste, lo cual les dará una ventaja enorme al inmediatamente proponer su propio acertijo. Asegúrese de que sea algo relacionado con la atracción por la anatomía femenina, el amor o los impuestos: algo a lo que usted tampoco sepa darle respuesta.


Como reconocer un marciano entre la muchedumbre?


Olvídese de las antenas, la extraña fonética y el magnetismo de los delgados dedos de la modernidad: reconocer un marciano es solo cuestión de saber gritar con propiedad. Obviamente, han de conocer las palabras mágicas, las que distinguen a cualquier ser humano de un obstinado ente de otra galaxia el cual aun se empeña a perder el tiempo estudiándonos.

Spaghetti con salsa de pasta de diente, serpientes aladas de Calcuta, himno al fascismo calvo y sexista de Gandhi… usted elija. El primero que levante la mano, sonría o se una a su grito musical, es o una persona demasiado agraciada, el Homo Novus, el verdadero ocaso del hombre; o un marciano proveniente de cualquier ráfaga espacial, polvo de estrella o asociación numérica sin gravedad y peso para nosotros los desgraciados.


Como descubrir a un clarividente?


Las personas que ven mas allá que nosotros, en sus propias incertidumbres, se niegan a ayudar a los que no sabemos algo más. Se molestan en ocultar sus dones, pero gracias a la práctica del vivir que hace diferente a algunas personas, se ha podido divisar una forma de descubrir a los tan agraciados individuos.

Como ya he dicho antes, los videntes del futuro cierto no revelan jamás sus técnicas, pero en la forma en que alguien responde a una interrogante sobre el tema es la clave para distinguirlos. Pregúntele los números de la Loto o del sorteo de su preferencia al sospechoso. Si es una persona normal reirá de sus ocurrencias, probablemente recalcándole que esa clase de juegos de azar son estúpidos y que solo los perdidos y desesperanzados se ven envueltos en prácticas tan banales. En cambio, un clarividente, responderá iracundo, negando con toda su furia de superdotado el conocimiento de tales números.

Se dice también que un divinador jamás invierte su tiempo mirando fotografías. Es posible que se deje fotografiar a pesar de mostrarse reticente al acto, pero nunca pedirá echarle una ojeada a su persona congelada en el papel. Es posible que sea por el miedo de verse a sí mismo en un presente que le resulta insignificante; para no sentir en el enmarcado el sufrir de una vida futura, que para el, es demasiado cierta.

Tal vez tales personas no existen, y simplemente las estemos confundiendo por individuos poco fotogénicos y con un gran desprecio hacia las preguntas estúpidas.

Sunday, November 8, 2009

Todo es prenupcial

“El matrimonio es un lujo poco confortable. Los protagonistas, sin necesidad de matices, bailan en un escenario completamente igual a los disfraces que los visten. Es la asombrosa fiesta de los blancos y negros: un grupo los compadece, otro aplaude su valentía. Al igual que la guerra, el matrimonio es la excusa perfecta para encubrir asesinatos a plena luz del día”
Charles Markansvansky

Las moscas están muriendo. Sus alientos te gritan que ya no volverás a ver tu esposa de nuevo: lo que claramente significa mas abogados, ríos y cocteles. Regresamos al principio, y el único amor que deseaste fue el filo de la escopeta, el agrio inconfundible de la limonada caliente.

No regresaremos a lo que fuimos antes; somos la espuma en las heces, el alivio del inconfundible pasado. Lo que te pasaba por la mente antes de tomar una decisión es más que nada el pudor de revivir lo imposible, nada que ver con una iluminación ni relevación de etcéteras.

Y aquí, mientras las alas se desprenden de sus contortas y negras espaldas, piensas en las diferencias inexistentes entre la teoría y la práctica. Aquellos conceptos de la prostitución, el herpes como recurso poético, el sudor que se escurre en el pico de las aves, el arte anónimo de una vida insufrible. Ellos viven, en cambio a nosotros no nos queda nada más que repeticiones, nada más que repeticiones, nada más.

Pregunta: Cuando sabemos que las cosas buenas están llegando a su fin?

Respuesta: La literatura comienza a hacerse sentir como un recurso necesario y los premios Nobel (ganados por seres demasiado felices para escupir en los círculos de estraza) se nos hacen demasiado interesantes.

Los gusanos vendrán, y créeme, es mejor cerrarle los ojos al éxito que traen. Firma, déjale todo y consúmete en los índices de las calles. Camina lento y cuídate de los yunques que llueven despreocupados en cada manzana impar.

Friday, November 6, 2009

69 dolares! Diablo.


Parece un Tango silbado, un gruñir de estomago. Es la forma en que la mesa esta arreglada, como las personas desnudas a su alrededor tratan de comer en platos vacios, disfrutando de la nada, masticando el aire con una gula insana.

La luz apuñala las ventanas, y los grotescos invitados me invitan a comer. Hacen ademanes con sus brazos, en grandes arcadas, mostrándome los manjares inexistentes que según sus locuras debo de disfrutar. Pero que diablo’ e’? Yo no veo nada, pero las palabras no salen de mi boca. Para colmo me son devueltas con más sonrisas desdentadas, bocas agudas y tristemente vengativas.

Aterrizo en la silla más próxima, a la izquierda de una señora obesa y mayor, que con su piel hecha rollos me provoca un asco indescriptible. No sé si es el negro debajo de sus senos, la jodía cota que la viste, pero hasta cierto punto no parece que esté desnuda. A mi derecha un hombre en sus cuarenta me mira con una sonrisa condescendiente, con un porte de político sano, de vamos a votar por mi pollo y cerdo en un helicóptero. Sus manos están privas de pulgares, por lo que brande sus cubiertos como dagas, como Alberto en mis clases de primaria donde la monjita de menopausia eterna, que no ha visto un buen güevo desde el Woodstock, le pega hasta que escriba de forma correcta el nombre de alguna fruta. Me parece tierno e incomprensible el sentimiento que me da su mirada, probablemente se deba a que la nostalgia me enferma de formas que aun no comprendo.

Todos alrededor parecen desinteresados de mí aparte de mis dos vecinos adyacentes; los demás están demasiado preocupados en sus conversaciones mudas, constituidas de silbidos lúgubres que se escapan de sus bocas podridas, rechinando entre esos dientes marrones que hacen de esta habitación blanca un contraste imposible de habitar.

Me apresuro a empuñar el tenedor, movido por esa terrible necesidad humana de encajar. Levanto la cabeza nuevamente para observar por última vez los participes de este festín tan inusual, como de insomnio enfermo, cuando mi mirada choca con la de una mujer. Es, a primera vista, la más joven de todos los presentes. Hasta ahora han de ser nueve o diez, pero no me he atrevido a contarlos gracias a mi irreverente miedo por lo feo, pero esta jeva es todo un alivio visual. No es un cromo que digamos, pero aquí en esta habitación poco confortable, es una especie de Narcisa o amor del 1945 para Jeff Mangum.

Con el destello de su mirada aun tatuado en mi rostro, dejo mi asiento a un lado para acercarme más a ella. Sorprendentemente ella reacciona de la misma manera, como si estuviera delante de un extraño espejo de feria homosexual, el regalo favorito para las esposas, feministas y el mariconazo de mi vecino Juan, que me saluda con su erección matutina “babai papi”. En fin, mi gemelo mimo… con tetas.

Con el andar pesado que me caracterizaba mucho antes de llegar aquí, me acerco a ella. Tiene una figura cuadrada, muy suramericana, la cual me resulta sumamente agradable. Le pregunto su nombre en mi nuevo idioma de silencios, pero no recibo respuesta alguna más allá de su sonrisa de verdes y marrones muertos que no puedo reconocer.

Me siento ofendido. Acaso aquí entre tanta gente FEA con cojones aun no soy un buen partido? Pestañeo par de veces para evitar que mi orgullo herido agüe mis ojos, pero al abrirlos me encuentro con una escena que debería de resultar escalofriante para el pendejo común. Mi Narcisa, con la boca completamente abierta y su quijada dislocada, me apunta con una lengua bífida, de serpiente. Extrañamente, aquel espectáculo me enternece, dándome unas ganas de perderme en lo hediondo de su boca, en la espeluznante mortalidad de sus labios. Y eso hice; oh, vaya que sí. Nos encajamos en un beso inmortal, que más que un contrato de atracción, era ella tratando de engullirme; no más que amor a su estado puro.

Los invitados se pararon al unísono, con tenedores y cuchillos en mano, todos con sus miradas - ahora serias, con la felicidad que poseían escurriendo en cada paso – clavándose en mí. Yo, aun entretenido en la danza contorsionista que compartía con mi partenaire, no me percate de su presencia hasta que sentí el clamor de la carne y el acero retorcerse en mis espaldas.

El rosa se convirtió en agua, los silbidos en risas, el amor en Tarantino. Y las serpientes alrededor de mi cuello, como perlas de establo, como perlas…

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Me encontraba en el cementerio, pala en mano y tierra sobre botas. A mi lado, Henry, mi compañero de trabajo, cavaba taciturno una nueva tumba. Nos la habían pedido temprano, al parecer un nuevo inquilino en una cama one way trip ultimo modelo estaba destinado a descansar aquí mañana.

- Oye que lo que, cuando me muera quiero que me quemen, porque esta vaina de dormi’ enterrao como que no baja. Esa NO es la onda. – Estaba cansado, desvariando sobre la vida.

- No somos más que cenizas, piel y huesos. - Cantaba Henry en un extraño tono de voz, convirtiéndome en un monologo.

- Si, porque fíjate… mira dique Carmencita Calorio, muerta en el 2007. Tú crees que en estos últimos dos años alguien la habrá visitado? Le habrá importado a sus familiares su muerte? De ser así, cuánto tiempo tardaron en superarla? No hay placer en acotase por toda la eternidad, siendo el sueño una maldición tan jodidamente necesaria: una autentica imposibilidad práctica. - Mis preguntas no parecían infatuar a Henry, que continuaba cavando de manera uniforme.

- No ssomos más que cenizzas, piel y huessssos. – Henry y su mantra continuaban.

- Carmencita, Julian, Omega… todos al final terminamo muerto, pero lo único que no nos pueden quitar en vida, son las ganas de querer controlar nuestro final. Al menos esos deseos deberían de ser respetados, porque la vida aun no ha llegado a un nivel de relajo lo suficientemente grande como para que estén curándose con la memoria de uno. - El pináculo de la iluminación mundana, me dicen.

- No sssomoss mas que CENIZZAS PIEL HUESS – La voz de Henry se convirtió en un silbido; un autentico siseo insoportable. Su cara se alargó y su boca abierta revelaba una lengua bífida, que vibraba violenta y elegante a través de la humedad del lodo que impregnaba el aire.

Me resistí a la idea de besar nuevamente a mi partenaire, la que regresa de libro en libro, de Yorick en Yorick. Su sexualidad, los collares de perlas y la carne, me resultan insípidos debajo de este cielo tan negro. Aun así respiro y pienso, lo que considero una hazaña mítica para alguien que ha estado cavando su tumba toda la eternidad.

Wednesday, November 4, 2009

Sobre la muerte del romance, el mezquino sinsabor del pene y otras cosas menos importantes

Y me pregunto si el Rock & Roll es lo único que importa, si en las venas de tu hermano aun late el sexo. Coño, los adolescentes solo se perturban por el mañana, no hay nada más que radicalizar en esta generación indecente.

Es verdad que el maldito romance murió, y a mí - el caballero rutinario - ni me mencionan en el jodido obituario.

Tuesday, November 3, 2009

Primer día del mes


Parece que la gente ya no llorara, o que los llantos se han enmudecido a mí alrededor.
Creo que me he vuelto más insensible gracias a mis propias inseguridades, o quizás es que la gente ya no se queja y sufre y patalea y berrincha tanto como antes.

Al parecer me veo metido en un buffet de elecciones y no termino de darme cuenta.
¿Sera esto o aquello?
Estoy francamente cansado de los niños y sus caras felices, de la falta de amor en sus pequeñas respiraciones y de sus inocuas frases celebres.

Por primera vez quiero llorar por nada y que una buena mujer [sic] me acompañe. Los hombres no saben compartir en la sexualidad homogénea, y yo estoy desinteresado de que se me acuse nuevamente de maricón.

Sunday, November 1, 2009

Remitentes y destinatarios


“Como le dicen a esta extraña danza? Cuanto disfrutan de ella hermano, y cuanto aborrecen la tristeza que la sigue. De tener carne debajo de mi piel, me entregaría con mucho mas gusto a la ausencia de movimiento; eternamente condenado a observar la efímera alegría de sus interpretaciones."
Charles Markansvansky

“El fracaso de una batalla no garantiza el resultado de una guerra”, dicen los fumadores.
El problema es que nosotros, los soldados caídos, nunca regresamos de Stalingrado y Waterloo.
¿Quién nos hará llegar las noticias? ¿Quién leerá mis cartas?
Nuestro líder ha destruido el espejo convexo de la convicción mundana, y yo, ante el cuadrado comienzo de la eternidad, no hago más que lamentar no haber tenido algunas balas más.

Establo

Eres, Noviembre, el peor mes de todos. No dedicaré palabras para ti, que como montura del hermano mayor - rey de los sueños - no haces más que relinchar en tú vanidad, en el inconfundible hedor de tus heces.

Apártate de mí, inmundo caballo. Desaparece en la espera del fin.