Thursday, March 25, 2010

Dudas de un abril cierto


La duda es más hermosa que yo
pero cada vez que recuerdo
la solitaria mancha de saliva en la almohada
el asma de mi perro
y el insoportable olor del cenicero sucio
más estoy seguro de todo.

Ahora las aves ya no se acercan a la ventana
siendo estas reemplazadas por el violento zureo de las ratas
y una nueva concubina de absurdos placeres
que no deja de espantarme las preguntas inciertas de una vida tan mundana.

Friday, March 19, 2010

Do you, Mister Jones?


Hay un viejo detrás de una puerta que canta albahara albajira. Alrededor de la madera que se ha convertido en una barrera impenetrable, un grupo de curiosos curiosean curiosos y discuten sobre las probabilidades del momento. Unos aseguran que el anciano es musulmán y que el albahara albajira bahal son oraciones a su buen dios. Otros que es un profeta que anuncia el desenlace de los tiempos y que aquel albahara albajira bahal albarán es un hermoso y olvidado idioma angelical. Los más escépticos afirman con seguridad que el señor está simplemente afligido por una extraña forma de esquizofrenia, y que el albahara albajira bahal albarán mahal no es más que un balbuceo sin sentido producto de la locura que se le atribuye injustamente a la tercera edad.

Pero de algo todos están seguros, y es que no saben nada. Para ellos, la canción y la figura misteriosa que la ejecuta con precisión metódica no existe más allá que su terquedad y abstemia inquisitiva, viéndolo ellos únicamente como un recluso de Schrödinger o la caricatura de un enigma. Y es que un profeta musulmán loco es muchísimo más interesante que el herético timbrar de la campanilla.

Mientras tanto el albahara albajira continúa incesante, brindando felicidad a los pendencieros. Estos, borrachos de sus propias dudas, agradecen el pequeño misterio y bendicen su esclavitud mental a gritos y melodías, uniéndose al cántico con un jovioso albahara albajira bahal albarán mahal.

Monday, March 8, 2010

Inventario de la mente de un pescado, un vampiro y una mujer


  • Un saco de arroz lleno de pinchos.
  • Dos doble litros de Red Rock sabor a frambuesa/medicina.
  • Un álbum del Buki versión económica.
  • Cinco pesos de salsa de tomate.
  • Una mesa de Poker donde nadie juega si no es de a mordidas.
  • El único ganador del universo.
  • Un viejo llamado Roma, que con un interminable ataque de taquicardia, trata de buscarse en un espejo demasiado empañado. Se rasca la cabeza hasta llegar a la nuca, llora por costumbre y repite metódicamente el proceso de observarse e intentar acabar con el prurito que lo agobia.

Todo lo demás está ocupado por un aire empalagoso y colorao, que invita al desprevenido a entrar en un mundo donde faltan especias para cocinar, nunca se gana, el sountrack es una mierda y la única conversación que se puede tener, es con viejo que se ha pasado la eternidad sin poder verse.

La naturaleza nos ha dado la revolución, y le hemos dado nombre. Que el océano nos ampare.

Tuesday, March 2, 2010

Mentiras populares sobre aves

Como un colibrí. Bueno sí, eso. No creo que la minúscula ave disfrute de su vida rutinaria, confío que su respirar es una obsesión vergonzosa. Apuñala frenético todas las flores que esperan su llegada con colores y ademanes silenciosos, lastimando esos seres indiferentes que se contonean con el tronar ausente del viento, monumentos callados que amenazan al hombre y, desde tiempos inmemorables, esclavizan al colibrí. Éste, ignorando su desdicha, arremete violento al desfile natural que lo rodea, creyendo, como todos, saber algo más. Allí es que este animal es usado. Tirado de un lado a otro, condenado a no parar jamás: a huirle a las mujeres, a fascinar los niños y su sabiduría insípida o, para resumir el colmo de los males, engañar a la misma muerte que acarrea su descanso. Sí, como un colibrí. Un mito que refleja una belleza que no es más que una mentira bastante mal elaborada; blasfemia en forma de lechosa, amarilla como la lepra y con un sospechoso sabor a dentífrico.