Tuesday, November 13, 2012

La verdad es que te tengo dema

Podríamos culpar mi cautela y mis harto conocidas inclinaciones natas hacia la ortodoxia del placer, pero la realidad está en una pregunta -o varias-: ¿como puedo comunicarte todo el jadeo de la mente en una mera decena de minutos, cuando el discurso que quiero penetrar en ti es de una demagogia sexual que podría dilatarse horas? El cuerpo es un enemigo acérrimo, que se le derrota con el suicidio. Además no sé quién es que te lo quiere meter. Quién es que desea clavártelo durísimo ¿yo o mi cuerpo? ¿Y dónde es que acaba mi alma y comienza la piel y nuestros chicharrones?