Palomas

Las palomas lombardas anidan placenteras
en las cavidades lumbares de los lináceos edificios
son ángeles polimórficos emplumados
displicentes obeliscos grices que tragan
tubano y zurean señoriles
olvidados y olivaceos como sueños silvanos
trabajadores torpes tragados por la polis y el Metro

Si notamos en las baldosas de la plaza
las hembras hebras de sus plumas
— et pluribus unum —
es que alguien ha dejado caer su cabellera
o que una Desdemona
victima del escualido escualo
de la escuela humana de la indiferencia
una sola Desdemona indigente
indigena y esclava de una asunción
la que observa directo en dirección a ti
y dimite de aquella dicción obtusa llamada maldad

Imagina ahora esa misma mujer blanca
muchacha blanda
mínima y bulimica
decapitada, reemplazada por una cabeza de paloma
plateada y vacía
Desdemona muerta y resucitada
por una frankestanica transformación
transfigurada en pontefice monocromo de la inocencia

Querida, ¿quién te va a escuchar con tanto pecho?
Tus aullidos aureos sólo auguran auspicios mundanos

Suelo repetirme, pero las palomas lombardas
anidan sobre las espinas dorsales
de las catedrales.
Para ellas, desde arriba
calvos, rubios y efectivamente violentos
todos somos Othello.