Thursday, September 1, 2011

Pájaro



Al cumplir los 20 años de soltería
mis padres decidieron presentarme al fin
a mi alma gemela, media naranja,
my sweet little pumpkin,
de una lista de amigos con hijas
que de seguro sacaron de algún
canto censurado de la Divina Comedia.

Al principio me creí como un rey
en espera de su emperadora,
hasta que comenzó el verdadero horror.
Me presentaron la primera y creí
que se parecía a Minny Mouse
con cara de autista.

Respondí que sí, que me gustaba
a ver si por fin me dejaban en paz.
No lo hicieron. Muchas volvieron.
Todas más feas que la anterior,
y era un circulo patético,
una espiral de sapos, virgenes
y la obscenidad. Me hice el loco.

Le dije que era homosexual a una gorda.
Se lo tomó a mal y vio a través de la excusa.
No me volvió a llamar y aún le debo un filete,
aunque nunca sabré a que carne se refería.

También aparecieron negras sin dentaduras,
jabá con dientes como Tomahawks,
madres solteras con niños horrendos,
pequeños seres violetas en rebelión.

Pensé que nunca terminarían, así que confesé.
Me mostré reticente pero admití mi sexualidad.
Mi padre lloró, mi madre me abrazó y gritó
y yo no entendía el dolor de mi mentira.
Lo único que deseaba era que me dejaran quieto,
que pararan ya de presentarme mujeres feas.
Pero ya el engaño era grande y me perdí
lento y seguro en sus fauces.

Ahora soy pájaro. Voy al Chá y no me levantan.
Me disfrazo para la próxima fiesta,
me pinto las uñas y me perforo la boca.
Soy una calumnia, un lagarto naranja
que tose una neumonía blasfema.
Hay uno disfrazado de Mickey Mouse,
me recuerda al infierno y a mis padres.

¿Qué estarán haciendo mis padres que ahora se odian?
Dos cines abandonados sin espectadores en el campo
viviendo con el recuerdo de un hijo, la verdadera razón
por la que ya no comen rabo ni salchichas
y evitan los colores brillantes como al ébola.  

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