Wednesday, January 26, 2011

Soslaya cantos


En esos días intenté escribir una canción, sacarla de mí, tomar una decisión universal apoyado en la literatura. Me seguía repitiendo el mantra de esas cosas que se quieren decir, Las Cosas Propiamente Dichas, como propiamente dijo alguien más en algún otro momento. Lo intenté, en serio. Pero lo que salió de mi no fue de naturaleza lírica. Más bien fue una amalgama de imagenes, el espiritu ancestral de un río subterraneo, rugiendo callado debajo de los debajos. Las babas igneas del pensar, la saliva incandescente que se propaga inconsciente en forma de hambre. Inca, inco, Maya, Azt. Todos dibujos e imagineses, mucho más que sonidos. De mi pecho florecieron decenas de espinas perfectamente simetricas, cosquilleando su camino hacia la tarde. Cerré los ojos e imaginé en mi cactus personal aquél río de magma, vertiendose natural sobre el papel que intentaba amaestrar. En la habitación contigua mi hermano veía televisión despreocupado del fenómeno en curso. ¿Qué diría si viera la trucha, un perfecto pez de plata, que ahora caía en picada desde mi fuente? Sus aletas imposibles e invisibles vibrando veloces en el calor vespertino, presa fácil del clima impensable del trópico. ¿Qué pensaría? ¿Es acaso la locura de esa escena algo para no pensar? Quizás, aunque sea, asimilar la mezcolanza de imagenes como algo meramente gráfico, haciendo a un lado lirica, la poesía y todo aquello que se abulta a si mismo en nuestras mentes. Y ya que estamos teorizando: ¿Qué podría pensar el lector? Se dice que es también considerada locura pedirle al semi-dios del papel una opinión anonima, la cual no puede escribir en su propia creación. Pero bueno, nada más que decir sobre el caso. Sería mucho más fácil esculpir aquella canción a puro coñazo, a pincelazos ardientes, armado con el soberano martillo e indeleble escoplo:

Bucarest amor imposible poder él ella jamás río indomable cómo existir falta presencia buscando impropio sombra todas lugares iguales sin pluma surcando aquélmardeplataenelcualsolíamosandartomadosdelamano imborrables mágnificos salvajes.

A esta profundísima altura de la noche no creo que pueda llegar a escribir aquel poema inmortal de Chinaski, ni mucho menos esculpir en aquellas nubes atestadas de satelites el monumento final a la canción, que comenzó, quizás, un dios sordo. Así dejo la idea en sus manos, abandonandome al veredicto del lector que, válgame señor, espero me proclame como irremediablemente culpable.

Los peligros


Cuando escucho a Al Brown
gritarnos detrás del plástico
con esa lengua tan enojada
predicando la palabra de la ira
me da que no es tan terrible
ser un anglosajón inconforme
an ashamed american
voceando como un perdido
un discurso incomprensible
sobre las virtudes de la vesania
y todas aquellas cosas hermosas
que nos hacen perder la razón.

Tuesday, January 18, 2011

Molto Alto, Acto X: la bestia mítica. Una historia de aventura.

Su cola provista de un aguijón triangular asaetó como un látigo vengativo a centímetros de mis pantorrillas. Aquello probablemente el último aviso antes de que por fin decidiera asemeterminantear mis entrañas hacia fuera y alimentarse vorazmente de ellas. Húmedo de miedo y rabia, hecho un revoltijo de pura emoción, tomé la iniciativa de mover las piernas. El incansable depredador me tenía virtualmente asediado, pero sus metacampeos estaban eventualmente translucidos debido al imprevisible clima, por lo que calculé que su tiempo de reacción había de ser mediocre en comparación a su salvaje instinto asesino común. Corrí hacia la derecha, dirigiéndome a un arco de piedra maciza, un grotesco agujero cavado en la roca por la tenaz mano del tiempo, y me dejé tragar por la omnipresente oscuridad del subsuelo. Aún podía escuchar cerca de mí el galope de mi némesis, el tropezar de sus suelas se disparaba en el aire irrespirable, golpeando en las arrugadas imperfecciones de la cueva.


...

Monday, January 17, 2011

La boca de la mañana


A veces me gusta cronometrar el amanecer sólo para esperar el levantamiento desarmado de las personas extrañas. Es un mundo diferente, el de las seis de la mañana. Mirando hacia fuera una niña rota y hermosa me susurra desde la cama con una voz muy distintiva e insatisfecha.

- Qué hace? No te me ponga dramático!

Es lo usual, como que hay algo de eso en la mañana. Una conocida a la que envidio mucho (y otras cosas en mucho también) se refiere al fenómeno del amanecer como "the bright teeth of morning". Me parece una idea ciertamente fascinante: imaginarse la mañana como una gran boca que engulle, sin ninguna clase de razón o remordimiento, el sueño de las personas responsables; les quita eso que les trae la calma. Y es cierto, aquella persona algo de razón tiene: la mañana no es para los vivos y nadie se merece a enfrentarse a un día tan prematuro y pálido.

Para ilustrar más el misterio, tengo que poner de mi parte. Sucede que un día, no recuerdo cómo ni mucho menos por qué, me encuentro a mi mismo cogiendo un carrito público a eso de las seis de la mañana. Es un pecado no ahondar en las razones de la salida, pero el recuerdo de las cosas especificas me elude. En fin, estaba corriendo en aquel tractus populi, que tiene un sorprendente parecido con alguna escultura de arte moderno, observando por la ventanilla las maravillas de la post-madrugada. Los hombres y mujeres caminan decididos, pero se les notan aún las heridas de la almohada, el peso de levantarse; los bums y homeless buscando lo suyo, convencidos de su fe en algún refrán que dice algo absurdo sobre la abundancia de piedad en la mañana. Todo esto, cabe recordar, es acompañado por las maravillas olfativas del tubo de escape, aquel respiro gris de la humanidad. Pero de todas estas imágenes en movimiento, lo que más captó mi atención fue la imagen curva de un viejito blanco que andaba recogiendo basura con dos pedazos de cartón. Lo fascinante, aquello que me hizo pensar todo el trayecto en él no fue su blanquísimo cabello o la ausencia de aquel vello facial tan característico de la tercera edad. Lo asombroso era la tranquilidad de su cara, lo hondo y sincero de aquellas arrugas manifiestas.

Por un momento, pensé ese hombre [sic] como algo más, le atribuí una mitología propia, una especie de burlesca divinidad. ¿Y que tal si ese viejo en realidad es el heraldo del sol? He pensado en ello. Podríamos decir que el sol tiene su bendición, que el gran Astro es un diseño de su autoría. Él es aquel que le grita a las plantas y su luz calma la sed de nuestra piel. Que su humor nos hace negros, que su privación y silencio nos empalidece. Jamás he visto un rostro así durante la tarde, cuando todos están demasiado despiertos. Hay algo inebriante en la mañana, algo que no afectó a ese viejo.

Aún pienso en él. Me lo imagino calmo y triste, recogiendo basura con su cartón de Presidente en algún kilómetro de la Sánchez: un héroe distinto cuyo único premio es ser el indiscutible dueño del espacio de día que nadie quiere. Le dedico esta entrada, no sé que más hacer por él. Mientras tanto, vuelvo a la cama. Es muy raro que me esperen en ella y uno no se puede poner dique dramático por un jodío viejo.

Sunday, January 16, 2011

Molto Alto, Acto VI: la bestia mítica. Una historia de peligro.

La bestia abalanzó sus mefisfundios hacia mí, intentando desperdigarme la cabeza. Su anatomía era caótica, los larguísimos antebrazos se contorsionaban en el aire de manera intimidante. Sus ojos imposibles de sólo pupilas miraban hacia todas partes, hacia todas las posibles combinaciones de ángulos en este espacio, calculando el momento de por fin lanzarse sobre su presa. La escena era dantesca. Rodeado de las Olvidadas Montañas que Jamás Existieron, luchando en contra de lo desconocido. Mi situación no sólo ridícula, más bien impensable. Estaba encolado de espaldas a la pared, sudando las perlas del inexorable pavor, intentando componer mentalmente mis últimas palabras, que como bien dicta la naturaleza humana, se convertían ahora en absurdas plegarias. ¿Cuánta hambre habrá tenido aquella criatura abominable? ¿Ese horror escuálido, bestia desalineada sedienta de mi única vida? Su pelaje rojomarrón espinoso, como de puerco espín, brillaba macabro bajo la luz de una luna ajena, un astrosatélitecuerpoceleste vivo, una mancha en el manto de la noche que con su magia mítica, construida a través de siglos y siglos de exclamaciones humanas, avivaba aún más el aspecto terrorífico de aquel animal furioso al que me enfrentaba.


...

Thursday, January 13, 2011

Molto Alto, Acto III: sobre el sueño, la primera acusación

Con su amenazante descanso, dormir implica un antagonismo a la verticalidad. Es un abandono prematuro a la muerte, el acto de simular el descanso final es obsceno y perezoso: el sueño es la negación a toda actividad motora, la lucha en contra de la creación y enemigo de todo arte. En la noche, cuando dormimos, las obras mueren y las competencias son corridas al revés; todo es absurdamente construído (subconscientemente, demasiado dentro) de manera que el hombre aniquile durante un espacio vagamente definido de tiempo su deseo de vivir la realidad.

Las pesadillas y sueños son, para así decirlo, una construcción aleatoria de la psique que nos castiga por el acto de no hacer, evitar, y finalmente, castrar la acción: la actividad más lógica de la razón. El universo nos ha maldecido con el sueño y lo hemos abrazado como condición invariable, con una constancia atroz. Que desidia la del hombre, nos recostamos sobre nuestro propio magnicida con una dejadez, que a falta de definición, no se podría más que atribuir a lo burdo y animal.


...

Saturday, January 8, 2011

Molto Alto, Acto XII: anatomía de la lima


Hablemos de limas. De esa rugosidad adquirida, con la que devora voraz la piel, la corona cornea del dedo. Hablemos de ella, sí. Gritemos a todo pulmón las proezas de la lima: como con su coraza áspera se come en un festín de fricción la planta del pie. ¿No es algo hermoso la monotonía de su baile? La manera en que se desliza lunática, esquizofrenica y compulsiva sobre su presa, como roe los labios de la carne, como nos esculpe en mutilación. La lima es un arma fiel, asesina del exceso. El ojo ciego que se apoya en el ser, curvo y apoloide, aplicando su conocimiento empirico del desgaste.

La lima - una diminuta condensación destructiva - vive, sin mucha sorpresa, en la cartera de la mujer. Un habitat que comparte simbiotica con toda la quimica y fisica imperante del macromundo femenino.

Friday, January 7, 2011

Molto Alto, Acto IX: ¡qué hermosa peluca de salchichas, Antonietta!

La señora Antonietta amaba mucho a Perro y Perro amaba a la señora Antonietta. Y es que en la cabeza de la mujer, las que fueron una vez hebras rojisimas de un cabello indomable eran ahora, debido a la avanzada edad, grasosos salumes. El amor incondicional del can, intensificado por la posible esperanza de algún día hundir sus fauces en aquél festín capilar, era algo excepcional y digno de la más copiosa lluvia de reverencias humanas. Al fallecer, Doña Antonietta dejó en su testamento todas sus pertenencias -incluyendo los embutidos de su cabeza, ahora removidos y cuidadosamente conservados en el frigor - a Mijhail Puma Felino, su bisnieto y única familia rastreable. Perro, triste por la muerte de su ama y el repentino alejamiento de su extraño anhelo comestible, ululaba perdido en dirección a la luna* decidido a que nunca jamás agitaria su cola para ningún otro ser vivo. Ulula Perro, nunca olvides. Ulula tu amor al amor, amor a la carne.



* ¿Quién sabe a que le aullan los animales? Puede ser al mundo, a una mujer lejana. Le damos la luna a las bestias porque, francamente, no sabemos que hacer con ella.

Wednesday, January 5, 2011

Molto Alto, Acto VIII: la concretación de un extraordinario plan

-Gracias, gracias, muchísimas gracias mujer.

Hay una carretera, de eso estamos seguro, ya que es concreto. Ha sido concretado por el ayuntamiento, que esa calle, autopista, camino sólido, ha de existir. ¿Quién ha decidido lo de la existencia? Es un misterio; una interrogante que aúlla en las encrucijadas mientras planes por ser se amontonan en torres de papel, pacientemente esperando en su paseo lento por la burocracia de la decisiones que parecen sucederse en silencio, el momento para ser concretadas.

Con creto o sin él, existe el monstruo. Y seguros de nuestras propias extremidades lo pisoteamos, decididos de su propósito. Qué ha de suceder en un mundo alto cuando aquella pitón oscurecida por el sol, cansada de la humillación continua del peatón, concrete que es necesaria la completa y total amputación de si misma?

Molto Alto, Acto Primero: Apoteosis


En mundo alto
hay una sola regla
digna a seguir

Nada es lo que
bajo ninguna duda
nada parece.

Saturday, January 1, 2011

Molto Alto, Acto II: la subliminal presentación de el posible Señor Soliloquio - descripción triangular de la tos.

Esucho la voz de Bartelay
lloro a cantaros.
"¿Es posible estar más alto?"
le he preguntado
para no recibir respuesta.
No importa nada
de todas formas.
Qué me podría decir
con ese rostro destruido
y la nariz que vive su cara
como si las facciones
fueran condominios
muchos más altos
de lo que estoy yo ahora
totems eolicos
equipados
con acondicionamiento
de primera mano
segundo brazo
última pierna.

Molto Alto, Acto XI: la excitante gastronomía del buen doctor resulta un éxito

La pasión del buen doctor
siempre ha sido
desde su edad más prima
la buena gastronomía.
Al pasar los años
comprendió que
dada su propia evidente
e innegable perfección
debía ser también
un placer
para todos los demás.

Una noche puso
una cucharada
de puré de patatas
con crema
de trufas blancas
debajo de la cama.
Al despertarse
cuando el primer sol
en su olimpico esplendor
lo abofeteaba
revisó el resultado
de su experimento:
no había rastro
alguno
de alimento.

El Dr. Manzevich
extasiado por el éxito
se lamió los dedos
y pensó en su próximo
regalo para la
humanidad.

Molto alto, Acto IV : primera aparición del Doctor Manzevich y su hilarante genio

El Dr. Manzevich
revisó el pesebre
analizó su rustica
construcción
pensó que todo
era bueno
que su consistencia
era robusta
por lo tanto podría
albergar
satisfactoriamente
el espiritu santo
judíos
cabras
y reses varias
sin ningún derrumbe
u otro horrible
accidente.