Sunday, January 16, 2011

Molto Alto, Acto VI: la bestia mítica. Una historia de peligro.

La bestia abalanzó sus mefisfundios hacia mí, intentando desperdigarme la cabeza. Su anatomía era caótica, los larguísimos antebrazos se contorsionaban en el aire de manera intimidante. Sus ojos imposibles de sólo pupilas miraban hacia todas partes, hacia todas las posibles combinaciones de ángulos en este espacio, calculando el momento de por fin lanzarse sobre su presa. La escena era dantesca. Rodeado de las Olvidadas Montañas que Jamás Existieron, luchando en contra de lo desconocido. Mi situación no sólo ridícula, más bien impensable. Estaba encolado de espaldas a la pared, sudando las perlas del inexorable pavor, intentando componer mentalmente mis últimas palabras, que como bien dicta la naturaleza humana, se convertían ahora en absurdas plegarias. ¿Cuánta hambre habrá tenido aquella criatura abominable? ¿Ese horror escuálido, bestia desalineada sedienta de mi única vida? Su pelaje rojomarrón espinoso, como de puerco espín, brillaba macabro bajo la luz de una luna ajena, un astrosatélitecuerpoceleste vivo, una mancha en el manto de la noche que con su magia mítica, construida a través de siglos y siglos de exclamaciones humanas, avivaba aún más el aspecto terrorífico de aquel animal furioso al que me enfrentaba.


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