Thursday, May 28, 2009

Nuevamente, felicidades

Te encontrabas danzando en el hilo naranja, escuchando secretos podridos.

Hablar con términos modernos es la nueva moda, como ahogarse en el suspiro de tu madre, en su nalga suave y trabajada… maldice mis inuendos, solo tengo códigos para ella.

Desvirgar las generaciones de su concha, de donde tu cabeza afloro en los tiempos tristes, respirando el trago amargo, vomitando los gritos que después de 30 años se pierden en la niebla de la notoriedad.

Que cotidiano es el asunto de la prole, a pesar de quererte tanto y odiarte a muerte. Porque ese amor, ese sentimiento que se hunde en el sofá y entre las páginas de esa boca, no es más que el trabajo de décadas, menopausias y deseo.

Yo le regalaría la vaginoplastia. Para reciclar su lista, quiero que vaya a acorde con la modernidad de tu falda.

No es a ti a quien amo si no a tu madre. Ay tu madre, tu mamá, tu mama, tu muerte, la iracunda calvicie de su sexo. Beber su saliva como si de una fuente se tratara, esa sangría con demasiado limón. Sus líquidos, el negro debajo de sus senos, el olor del agua que se escurre al bañarse. Quiero dormirme mojado, y que seas mi hija, para odiarte y no perder nada. Todavía soy ese estigma griego.

Eres el enemigo con la sonrisa más hermosa del piso. Pierde el miedo, levanta el vuelo.

1 comments:

Unknown said...

30 anios?

Fabuloso por cierto, brutal y rico.