Wednesday, October 19, 2011

Tercer asalto contra el secreto del Jazz




El rugido de John Coltrane
me espantaba el alma hacia la espalda,
la vi supurando espíritu-espiritual,
abriendo como dos alas de terror.

Me subí al escenario
y con un gran golpe
le asesté toda la libertad en la boca,
un cuarteto de nudillos:
justicia, rabia, honor
e incomprensión,
todo aquél impacto sobre él
le suicidó tres dientes.

Los caninos e incisivos de Coltrane
saltaron en caída libre hacia
el agujero del saxofón,
el pozo dorado los recibió con gula
y yo sé que para el instrumento
un diente del musico es como
la penetración lenta de lo inusual,
y entre la furia sentí una extraña
felicidad por él.

El negro me miró perplejo
con su boca ensangrentada,
sus ojos enormes eran
esferas blancas rellenas
de la pasta del asombro.
Al pasar el rato, los segundos
mas cercanos a la agonía,
John Coltrane sonrió.

El publico comienzo a reír.
Todos habían descubierto
el secreto, al parecer,
menos yo.  

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