Monday, October 17, 2011

Una guagua llamada deseo



Hay un transporte rojo
que se enrolla como un caracol,
es una semilla de virtud
deseosa de la expulsión personal,
de saltar del vacío más próximo.

Se mueve el bus y parece
el bulbo de un dios,
y en nueve hermosos meses
saldrá del pistilo de su puerta superior
un ángel carmesí de cabellera infinita,
saludará al mundo y comenzará
la revolución del peatón.

El fin del bípedo,
anuncia el fantásticamente divino,
su mano empuña una espada de sangre
que apunta al cielo, comenzando
la metamorfosis de la rueda:
de dos pies a cuatro gomas.
Las pantorrillas convertidas en caucho negro,
los antebrazos en tibias astas de metal
que soportan la estructura del nuevo ser,
un animal que es cargado
por la vibración de un motor.

El transporte rojo
se desenrolla como un ciempiés,
avanza hacia el destino,
avanza pero avanza,
es una avanzada de avances,
es un gran avance,
es el transporte antropoide,
es una esperanza del tiempo,
es la desidia del aire,
es la pereza del hombre.

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