Tuesday, December 13, 2011

Just banter III


Sentado en el medio de la habitación, con el ventilador dando vueltas me habla el señor del cuadro, me dice que está muriéndose de ansias porque sabe que su cabeza está mal, que se está muriendo de ansias y es como el ventilador dando vueltas. El individuo de media barba y modismos exaltados es todo lo que aborrezco. Es una persona frenética dotada de un pragmatismo obsesivo, una persona que conduce por las autopistas y se junta con los esquizofrenicos del rosario, la nación de los zapatos marrones y medias azules que no pueden hacer otra cosa que andar con el hombre del cuadro, pero todo es una invención suya, para dar vueltas como un ventilador. Me cuenta que estoy aquí sentado en el medio de la habitación, con el ventilador dando vueltas, cuando debería andar con él y su pandilla, escupiéndole los pies a senadores, arroyando perros con un carro rojo, dando vueltas como un ventilador.

Me levanto, dejo la habitación, voy a echarme agua en la cara. El hombre del cuadro tiene razón, sabe que estoy enfermo, que estoy mal, pero todo aquello es porque él también está enfermo y desea no estarlo. A veces me urge que lo saque del marco y me vaya con él, que deje de lavarme la cara, me deje crecer la barba, que vaya a recitales y escriba una novela.

- Me he limitado a hacer lo que quieres, ahora déjeme en paz
- Ya sabes que quiero lo mejor para ti. Ven con nosotros.
- Si aguanto la respiración puedo escucharlo suspirar en mi cabeza, sé que sí, escucha...
- ¡Déjate de tonterías! Nadie puede escucharlo, está todo en tu cabeza.
- Precisamente.

Cuando vuelvo a la habitación me siento en el medio, ese vicio me lo ha pegado él, porque esa es la posición que tiene en el cuadro. A veces lo oigo rechinar, pero son los dientes que se mantienen masticando la nada, o el tamborilear de los pies, que es también síntoma de vivir en un cuadro dónde está sólo él sentado en el medio, quieto, dando vueltas como un ventilador.

- ¿Cuándo dejará de ser una pesadilla estar solo?
- No estás solo, me tienes a mí y al ventilador, a la computadora y la literatura.
- No, te tengo a ti y al símbolo que riña en mi cerebro. Es lo mismo que estar solo, esta alucinación es obra de la soledad.

El aislamiento crea eventualmente un descontento, un análisis profundo de mi mismo. El hombre del cuadro respira, jura amor, traza con su gráfica elocuencia intrincados planes para salvaguardar al mundo con aquel sentimiento excelso, remendar la tela desgarrada de la humanidad con la abstracción definitiva. A veces creo, a veces no.

- ¿Me quieres?
- Claro que te quiero.
- ¿Entonces por qué?
- ¿Por qué qué?
- Precisamente.


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