Friday, May 16, 2014

Música, música, música. Música sin teoría definitiva, sin crítica de bomba de hidrógeno, sin Derrida. Música sin abono, o cómo alimento. Más que nada es la música sin, lograr hablar del sonido sin recaer en una retórica emocional, sin confundir al sentimiento con un sistema, oscureciendo así sus ángulos y formas. El abstraccionismo de las teorías sónicas apestan a lija que guaya las siluetas de una mano siempre dispuesta a acariciar. ¿Música? No teoría, sino nombre y tema, es mejor la música sin, así queda solo como un fenómeno de la exaltación, desnudo ante las orejas, que son nuestros ojos de camaleón.

¿Yo? Me como la roca toda tal cuál Sisifo, toda la jodía roca broder; todo el semen desde el río Congo hasta el Missisipi, pene dorado y cuello de botella; también voy hacia atrás caminando de espaldas, pero no tanto, nunca tanto… las personas jóvenes bien pueden quedar fulminados si miran demasiado para atrás, como también quedar hecho una estatua de sal o en el mejor de los casos nos da aunque sea una tortícolis. El futuro también vibra como Wagner, sólo que con más chirridos y gatos que hablan.

Ante el espejo hay que decir que Animal Collective porque todas sus canciones parecen ser un fantástico cover de Tomorrow Never Knows; Punk porque es mi fuerza vital y la tuya y la de todas las madres solteras del mundo y ni hablar de abajo al hombre gordo con el puro en la boca; Hardcore porque es Punk; Hip-Hop porque es la antítesis del Punk, lo cual lo hace terriblemente Punk también; punk sin mayúscula porque se puede ir a la mierda tu gramática y la ilusión de la consciencia del ruido; punk porque es el folk de los espiritus infectados por dios. Y pues, claro, siempre el Metal porque: ¿qué adulto que esté interpretando su propio papel de niño no gusta del Metal?


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